Filippo Barbacane nos ofrece esta preciosidad sobre la base de una Moto Guzzi, su nombre Rossopuro Ritmo Veloce. Una moto elegante como pocas y con el carácter de toda una leyenda de las carreteras de Europa y Estados Unidos, la T3.
Para todos aquellos amantes de las motos del Águila Alpina, el nombre de Filippo Barbacane y de su negocio: Officine Rossopuro, no les debe sonar extraño. Desde el centro de Italia, más concretamente desde Pescara, en la región de los Abruzzo, lleva desde 1993 creando algunas de las más espectaculares Moto Guzzi del mercado.
Filippo Barbacane
A nosotros, al oír este nombre, nos vienen a la cabeza motos como la súper-deportiva Kimera, la board-tracker Bellerofonte o el proyecto Scighera, creado para la firma Millepercento, donde Barbacane sacaba los colores a la inoperante cúpula de Piaggio, incapaz de volver a poner a Moto Guzzi en su lugar. Ahora nos vamos a ocupar de su preciosa Rossopuro Ritmo Veloce.
Moto Guzzi T3
Como os avanzábamos, la Rossopuro Ritmo Veloce toma como moto donante una Moto Guzzi T3. Esta moto veía la luz en 1975 como una apuesta de la marca de Mandello del Lario por la polivalencia. Se trataba de una moto básicamente turística creada por el gran Lino Tonti. Disfrutaba de un centro de gravedad bastante bajo; un bicilíndrico de 844 cc, en V transversal; y de un novedoso sistema de frenado combinado.
Lino Tonti
La gran aportación de Lino Tonti a la Moto Guzzi T3 y por consiguiente a la Rossopuro Ritmo Veloce son el chasis y el motor. En la T3, como en muchas de las motos actuales, el chasis y el motor, se combinan formando la parte portante y confiriendo rigidez al conjunto. Además, este propulsor que entregaba 59 caballos de potencia, se convirtió en un ejemplo de fiabilidad y la base para modelos más deportivos como las Le Mans.
Rossopuro Ritmo Veloce
El principal rasgo diferenciador de esta Moto Guzzi es su carrocería. Está creada artesanalmente y en el destacan el trabajo realizado en el depósito de gasolina, colín y en el faro. El depósito, en ambos lados, presenta dos marcadas hendiduras: una para acomodar las rodillas y otra para los cilindros. En la parte superior nos encontramos con un reluciente tapón de gasolina y una escueta instrumentación integrada, de la nipona Daytona. En cuanto al colín, se ha creado un conjunto formado por un asiento, bellamente tapizado en cuero negro, y un pequeño y redondeado colín, con un sencillo piloto circular. Por último, su faro y la parte alta de la horquilla, presentan un carenado al más puro estilo de los 50. ¡¡¡Soberbio!!!
Algunas mejoras
Pero no todo ha sido trabajo estético en la Rossopuro Ritmo Veloce. La idea es que sea una moto divertida y por ello se ha incluido algunas mejoras. Empezando con la amortiguación, que incluye una horquilla revisada y dos amortiguadores Bitubo, que actúan sobre un basculante alargado. Siguiendo con unas llantas de radios aptas para acoger neumáticos sin cámara. Y por último, con un escape homologado creado por Mass Moto.
Conclusiones
Como habréis averiguado, si habéis leído esta entrada, no estoy especialmente conforme con la política de Piaggio con Moto Guzzi. Mis razones son obvias: solo hace falta ver su catálogo y la cuota de mercado de esta marca legendaria para darme la razón. Gracias a Dios, nos quedan algunos artistas para mantener su legado… ¡Buen trabajo Filippo!