La Pantah Road Runner es un caferacer fabricado por la firma portuguesa Maria Riding Company sobre la base de una Ducati de los ochenta. Una moto elegante como pocas, que da muestra del buen gusto de esta marca, que tiene en la venta de indumentaria casual para motorista su razón de ser.
Pantah
Para empezar, debemos decir que la moto donante para este proyecto ha sido una Ducati Pantah 500. Un bicilíndrico boloñés de finales de los setenta, que fue considerado por la revista italiana Motociclismo la mejor deportiva de 500 cc. En este icónico modelo encontramos todas las señas de identidad que para muchos ducatistas son los pilares de su fe. Así tenemos un chasis multitubular, fabricado en acero; un motor de dos cilindros en forma de L, con distribución desmodrómica por correas; y como no, ese diseño elegante y a la vez arriesgado que tanto devotos ha traído a la causa.
De 500 a 600
Una vez conocida la moto donante y en previsión de que algunos puretas ya se estén rasgando las vestiduras, decir que la moto en cuestión se compró en un estado deplorable, siendo básicamente chasis, motor y poco más. Centrándonos en el propulsor, este requirió la actuación de uno de los gurús de Reino Unido en esto de restaurar Ducatis: Paul Klatkiewicz, de D.T.S. (Ducati Technical Services). El bueno de Paul invirtió unos dos meses de trabajo para dejar este bicilíndrico como nuevo, aumentando la cilindrada hasta los 600 cc y dando un acabado pulido a sus tapas.
Una vez de vuelta en Lisboa, el equipo de Luís Correia (Maria Riding Company) optó por mantener los carburadores originales, incluyendo unos nuevos filtros de aire de forma cónica. Y dotar al conjunto de un sistema de escape artesanal, hecho a base de tubos de acero inoxidable, rematado con dos silenciadores de la italiana Spark. Todo ello acompañado de una electricidad totalmente nueva, que incluye una ligera batería de litio y una minimalista instrumentación MotoGadget.
Blanco puro
En cuanto al tema del chasis y el resto de parte ciclo. El primero fue “afeitado” retirando todos los soportes innecesarios y rebabas poco estéticas, para luego ser cubierto con una capa de pintura en polvo de color blanco puro. Un color sobre el que resaltan sobremanera las llantas doradas originales, de seis palos dobles, que sabiamente han permanecido sin cambios… ¿para qué tocar algo tan bonito?
Siguiendo con la parte ciclo, en las suspensiones se mantuvo la horquilla Marzocchi original, con sus preciosas tijas, que requirieron un buen pulido; y dado que no habían sobrevivido al paso del tiempo los amortiguadores traseros, fueron sustituidos por unos Bitubo. Por último, los frenos también ha sido remozados, gracias a la aplicación sobre sus pinzas y discos de un chorreado de arena. Y que se han completado con la incorporación de nuevos latiguillos de acero inoxidable Hel y palancas de accionamiento modernas.
Carreras de antaño
Una vez tenemos el esqueleto de la Pantah Road Runner, pasemos a su carrocería. En ella tenemos un depósito de gasolina, tipo “Imola”, fabricado en aluminio por TAB II Classics. Sobre el que encontramos dos tapones de llenado “Monza”, con una evocadora tira de cuero entre ellos.
Ya en la parte frontal, el protagonismo lo tiene su semi-carenado con óptica asimétrica, transformado a partir de uno comprado en la industria auxiliar. Y detrás, un colín muy, muy retro, creado en fibra de vidrío, en una sola pieza, desde un molde de espuma que fue tallado manualmente. Una carrocería que nos trae a la mente las carreras de antaño. Que se ha cubierto de una impresionante librea que combina oro, blanco y azul. Sobre la que se han colocado logotipos de la marca a modo de sponsors. Y que culmina en asiento de cuero vintage, con un precioso patrón a franjas… una moto realmente deliciosa.
