HARLEY DAVIDSON SOFTAIL SLIM

Esencia Bobber.

No se si es por la crisis o por la típica reacción que se genera contra cualquier fuerza que se ejerce en un sentido, pero hemos pasado en menos de 10 años de los neumáticos traseros descomunales a ver perfiles casi de rueda delantera; de  los ornamentos y líneas futuristas en los diseños al más exagerado clasicismo; de las llantas cromadas con motivos pseudo-mitológicos a los simples radios… y lo peor, es que para mi gusto, hemos salido ganando.

Y es que ya era hora de volver a la esencia, a lo que realmente vale, a lo que queda cuando pasa el tiempo… a un chasis y un buen big twin. Esa es la mejor definición de la nueva Softail Slim, un compromiso a largo plazo con lo que debe ser una Harley Davidson. Para ello Casey Ketterhagen, encargado del diseñado, se ha basado en las motos de los 40 y 50, pero no en las de serie, se ha fijado en lo que hacían los chicos de la época, la mayoría ex-combatientes que querían imitar en sus mecánicas americanas lo que habían visto en el viejo continente. Para ello solo había un camino, quitar todo lo innecesario, crear un bobber.

La FLS, como su propio nombre indica, monta un chasis softail, el idóneo para emular los rígidos de la post-guerra, sobre él y de manera directa se ha montado un Twin Cam 103B que entrega un par de 132Nm a poco más de 3.000 vueltas y que va acompañado de una nueva caja de cambios de 6 marchas Cruise Drive.

Para no quitar ni un ápice de protagonismo al cuadro y el propulsor, se ha optado por un neumático trasero estrecho similar al delantero. Sobre él, un guardabarros recortado que ha sido anclado al chasis por unos soportes de acero forjado pintado en negro. Color que inunda el chasis, como lo hacía en los knucleheads de serie.

Siguiendo con la máxima de menos es más, el equipo de iluminación trasera está todo integrado en los intermitentes, en mi opinión una solución a la que se está aficionando demasiado la marca y que en este caso podía haber sido sustituida por una opción un poco más vintage. Como se ha hecho con la consola central de instrumentos, denominada “cat-eye”, alojada sobre un depósito de gasolina Fat Bob de 18 litros de capacidad y para el que se ha optado por una tira de cuero como junta entre las dos partes que lo componen. Es destacable el espacio vacío entre éste y el asiento monoplaza con tapizado “tuck-and-roll”, único para esta moto, que nos permitirá echarle un vistazo al motor y saber sobre lo que circulamos y porqué.

Si proseguimos con nuestra vista hacia adelante nos encontraremos con otra de las piezas relevantes de esta moto, su manillar Hollywood con refuerzo central, de clara inspiración en los modelos más clásicos de Harley Davidson, va instalado sobre una horquilla similar a la de las Fat Boy y existe la opción de instalarle de manera sencilla un elevador “pull-back” para acercarlo en 50mm al asiento.

Para terminar esta primera toma de contacto, comentar que lleva dos escapes “shotgun” con salida por el lado derecho; que su tapa de aire así como el depósito de aceite van en negro brillante y que monta unas plataformas de media luna con pedales de estilo retro, que sin duda son la guinda a este precioso bobber.