La OWM Black Phantom es una muestra más, de la calidad de Julian von Oheim creando motocicletas de estilo neo-clásico a partir de modelos softail de Harley Davidson. Un saber hacer, que esta vez se ha inspirado en la decadente belleza de los Rolls Royce del Periodo Entreguerras.
Fotografía: nook2m
Art Déco
En el Período Entreguerras, aparecía una corriente del diseño denominada Art Déco. Un estilo que abarcará desde la arquitectura hasta las artes visuales, pasando por el diseño industrial, y que cambiará en gran medida la forma de entender la estética en los años posteriores. A pesar de su enorme influencia, como suele suceder, con el paso del tiempo y la llegada de la década de los cincuenta su presencia se fue diluyendo, siendo sustituida por otras corrientes artísticas. Sin embargo, su descarada apuesta por la opulencia y la exageración, enfocada al diseño industrial, sigue marcando hoy en día las líneas maestras de grandes creadores como es el caso de Julian von Oheim, de One Way Machine. Un ingeniero alemán, abanderado de este estilo en el mundo de las transformaciones, que da rienda suelta a su percepción de esta línea estética fabricando motos increíbles para un selecto grupo de clientes.
114 pulgadas
Para la creación de la OWM Black Phantom, se ha tomado como moto donante una Harley Davidson Street Bob 114. Una base ideal para hacer una transformación, gracias a sus líneas limpias y sencillas; y cómo no, a su Milwaukee Eight de 114 pulgadas. Como era de esperar, este enorme bicilíndrico ha recibido algunas mejoras técnicas y estéticas que merecen dedicarles un tiempo.
De las primeras debemos destacar su kit de embrague hidráulico, de la serie “Function Formed” del especialista americano Baker. Que es accionado por una no menos espectacular bomba de accionamiento radial de Rebuffini. A la que acompaña una gemela para actuar sobre el freno delantero. A ese mismo nivel, también tenemos un sistema de escape 2 en 1, creado a partir de unos colectores Vance & Hines, un silencioso de Dr. Jeckill and Mr. Hyde y una tapa final mecanizada con diseño de Julian. Y para rematar, un filtro de aire de Performance Machine y una transmisión secundaría por cadena de fabricación artesanal.
En cuanto las mejoras estéticas, junto a la cubierta del radiador, de marcado estilo Art Déco, creada exprofeso para esta moto, se han montado cubiertas para el árbol de levas y las cajas de balancines de Rough Crafts; y una tapa para la primaria de EMD. De la que hay que destacar que Schwartz Optical Tuning se ha encargado de pulirla y Carsten Estermann de grabar el nombre de la moto.
OWM Black Phantom
A poco que os fijéis en las fotos que acompañan a este texto, veréis cierta influencia de los Rolls Royce Phantom de antaño en el diseño general de esta moto. Esas líneas fluidas de su carrocería y la extensa distancia entre sus ejes recrean esa imagen del lujo que tan bien han simbolizado los coches de la marca británica. Una estética que se ha conseguido trasladar a la OWM Black Phantom, gracias a combinar un impresionante trabajo de carrocería con ciertos elementos mecánicos de estética vintage.
Profundizando en el tema de la carrocería, que a priori parece más escueta de lo que es, tenemos como elemento principal su depósito de gasolina. Este es una auténtica obra de arte, donde se han montado una rejilla de acero inoxidable que recorre longitudinalmente su parte superior; un tapón artesanal, que ha sido grabado también por el equipo de Carsten Estermann; y por supuesto los emblemas de OWM, que lucen a ambos lados.
También de la maestría con el metal que hace gala Julian, tenemos, por un lado, el conjunto que hacen el guardabarros trasero y la base del asiento, que ha sido tapizado en cocodrilo y cuero de primera calidad por Spirit Leather. Y por otro, tres elementos que recrean las líneas marcadas por la rejilla del depósito de gasolina y que dan coherencia a todo el diseño. Las tapas laterales del basculante. La mencionada cubierta del radiador. Y la máscara que cubre el amortiguador de la horquilla, donde tenemos otro emblema de OWM… un auténtico derroche de estética Art Déco.
Horquilla Girder
Retomando el apartado de los elementos mecánicos de aire retro, en la OWM Black Phantom hay uno que marca la diferencia: su horquilla Girder. Un tipo de horquilla, que, si bien tuvo su apogeo en la primera mitad del Siglo XX, en este caso se trata de un modelo actualizado del fabricante Custom Corner. Que ha sido optimizada y adaptada para poder montarse en esta Harley Davidson M8 y cumplir con creces su cometido.
Junto a esta espectacular horquilla, se fabricaron varias piezas. Como son el conjunto de torretas que acompañan a el manillar, que van fijadas por debajo de la tija. Un soporte para la pinza de freno. El eje de la rueda delantera, con sus correspondientes tapas. O los portalámparas, que incluyen luces LED de P&W, y que van montados por debajo de la cubierta frontal.
Neumáticos muy especiales
Siguiendo con el tren delantero, se instaló una llanta TTS, de 21 pulgadas y 80 radios, con neumático Firestone (3.00-21″). Que va acompañada por una lenticular de 19 pulgadas en el tren trasero, creada a partir de una delantera donada por una V-Rod. Una pieza que requirió un importante trabajo de ingeniería y que se engomó con un poco usual neumático con MRL (4.00 19”), con unas profundas nervaduras.
Respecto a los frenos, se han instalado tres unidades Performance Machine Vintage, una delante y dos detrás. Unas pinzas de cuatro pistones cromadas, mecanizadas a partir de un bloque de aluminio, que combinan a la perfección efectividad y estética. Tenemos que llamaros la atención sobre el único soporte existente para las dos pinzas traseras, que va en el lado derecho. Una pieza realmente espectacular que refuerza la imagen industrial de esta moto.
Últimas pinceladas
Para acabar e intentar no dejar fuera a nadie, voy a hacer un pequeño repaso a esos detalles que en una moto como esta pueden pasar desapercibidos, pero que son necesarios para conseguir el resultado deseado. Dos de ellos, son de patrocinadores de One Way Machine: Kellerman y Rough Crafts. El primero ha proporcionado unos minúsculos intermitentes, que en el caso de los traseros hacen también de luces; y el segundo unos elegantes reposapiés. Los cuales se apoyan en soportes y mandos de Thunderbike, responsable además de la carcasa del velocímetro.
Por último, la estoica pintura en negro de la OWM Black Phantom es de Chikos Pinstriping. Que también se han encargado de los filetes dorados que encontramos en carrocería y llantas. Y del lema con el nombre de la moto, que aparece en la tapa del lateral derecho. Una guinda de buen gusto, sin lugar a duda, pero que como debe ser, está en equilibrio con el resto de la moto. ¡Enhorabuena Julian!