¡Bestial!
Con un precio superior a los cien mil dólares y una producción de 61 unidades, esta es una de las motos más exclusivas y refinadas del mercado.
Con esta segunda generación del modelo Fighter, Confederate ha llegado a la meta que se marcó en 1991: crear un bicilíndrico, 100% americano, que entregase 200cv de potencia sin refrigeración líquida.
Mucho ha llovido desde aquel fatídico mes de agosto del 2005 en que el huracán Katrina arrasaba Nueva Orleans y de paso la pequeña fábrica de Confederate Motorcycles. Fueron tiempos difíciles, en los cuales solo sobrevivieron los más fuertes y eso es lo que se propuso H. Matthew Chambers, creador de la marca, sobrevivir y liderar una empresa sólida. Para ello, trasladó la producción hasta Alabama, más concretamente a la ciudad de Birmingham, cerca del “Barber Motorsports Museum” donde tuvo sus oficinas durante los primeros meses, lo que le permitió estar más cerca de consumidores e industria, después hizo una ampliación de capital de entorno a unos 5 millones de dólares y por último refinó aún más sus motos, enfocándose a un público cada vez más elitista, creando modelos en series muy limitadas que una vez vendidas se convirtieran en objetos de coleccionismo. Fruto de aquel esfuerzo, en 2007, dos de sus modelos: B120 Wraith y F131 Hellcat obtenían el primer y segundo premio en el Campeonato Mundial de Constructores en la reunión anual de Sturgis… estaba en el buen camino.
En 2009, Confederate lanzaba la primera Fighter, la P120, cifra que hacía referencia a los 1.966 cc de cilindrada de la moto, diseñada por Ed Jacobs solo se fabricaron 120 unidades. Esta moto rápidamente llamó la atención por sus 160 caballos de potencia y sus líneas de aspecto industrial e inspiración aeronáutica, un mundo, este último, muy presente en los diseños de la marca. Tras ella llegó una serie aún más exclusiva llamada “Black Flag” de la que solo se crearon 13 unidades en color negro y que se vendieron como rosquillas a un precio de 80.000$. La receta funcionaba, y se decidió contratar a Pierre Terblanche, ex-diseñador de Ducati y Moto Guzzi, para desarrollar la segunda generación, pero el sudafricano dejó el proyecto, no sin marcar algunas líneas maestras, y decidió volar a la India para hacerse cargo del departamento de diseño de Royal Enfield. A pesar de ello, el bueno de Matt Chambers logró reorganizar el equipo y anunciarnos hace unas semanas la joya que hoy presentamos, una moto de la que se fabricarán 30 unidades en aluminio pulido y otras 31 en negro mate, a un precio de 113.900 y 119.500 dólares respectivamente. ¿Os parece mucho? Veamos la razón de tales cantidades.
Al igual que su exitosa predecesora, esta nueva Fighter se inspira en los choppers/bobbers de los años 60: rebeldes y minimalistas, ejemplos claros del anti-héroe y del espíritu contracultural de la época. La P51, está montada sobre un nuevo chasis creado y patentado por la misma marca, que es mucho más ligero y resistente para poder albergar el exigente motor y su sistema de anclaje, ambos derivados de las carreras de Dragsters. Es de tipo mono-casco con sección circular, está fabricado en su totalidad mediante un proceso de mecanizado CNC en aluminio aeroespacial 6061-T6 y une la pipa de dirección, donde se encuentra la entrada del aire que alimenta la caja de admisión del motor, con el soporte del basculante trasero. Como en el modelo anterior, este hace las veces de depósito de gasolina (14,2 litros) y de aceite, siendo esto fácilmente constatable gracias a dos inmensos ojos de buey, visibles desde ambos lados de la moto. Este cuadro está reforzado en su parte frontal por dos enormes pletinas fabricadas en el mismo material que ayudan al anclaje del motor.
De la parte ciclo hay que destacar las contenidas dimensiones de esta belleza sureña, con apenas unos 225 Kg de peso y una distancia entre los ejes de las ruedas de poco más de 1.587 mm. Estas están fabricadas en ligera fibra de carbono, siendo la delantera de cinco palos y la trasera de tipo lenticular, con un tamaño de 19 y 17 pulgadas respectivamente. Ambas están calzadas con neumáticos de la firma italiana Pirelli de medidas: 120 y 240. Para la frenada, se ha optado por tres pinzas radiales de cuatro pistones: dos delante, con accionamiento mediante una bomba radial Beringer, y una detrás, sobre la que se apoya el soporte de la matrícula. En cuanto a la amortiguación, se ha montado en el tren delantero una original horquilla tipo “Double Wishbone”, que incluye los intermitentes, accionada por un único amortiguador totalmente ajustable, y detrás, un basculante con sistema “Multi-Link”, también accionado por un solo amortiguador colocado en el lado izquierdo.
En lo que se refiere al motor, al igual que el chasis, está fabricado en su totalidad mediante mecanizado CNC en aluminio aeroespacial 6061-T6 y también está patentado. Se trata de un “Big Block”, de 132 pulgadas (2.163 cc), con sus dos cilindros calados a 56º. En su diseño ha participado el especialista en motores de carreras, Jon Kasse, que gracias a su talento y buen hacer ha conseguido crear un motor V-Twin, sin refrigeración líquida, que entrega más de 200 caballos de potencia con un par motor de 230,5 Nm. Tan magno propulsor ha necesitado del montaje de un eficiente sistema de embrague similar al de las carreras de aceleración, al que acompaña una caja de cambios de 5 marchas, con “Overdrive”, y una transmisión deportiva con engranajes de corte recto.
Sin duda, la P51 “Combat Fighter” combina como pocas motos potencia, calidad y estilo, lo que la convierte en el proyecto más ambicioso jamás llevado a cabo por Confederate Motorcycles. Como decía el padre de “Periodismo Gonzo”, Hunter S. Thompson: «¿El límite?… No hay manera honesta de explicarlo, porque las únicas personas que realmente saben dónde está son aquellas que lo han pasado.»… ¿Te atreves?