La Bolt 36, es una exquisita caferacer, creada sobre la base de una BMW R100RT, donde se combinan las dos máximas que deberían marcar cualquier moto de estas características: estética y efectividad. Algo, sencillo a priori, que supone un gran esfuerzo de ingeniería y diseño que se premia con el reconocimiento del buen aficionado.
¿Qué es un caferacer? Para esta sencilla pregunta, hay tantas respuestas como aficionados seguimos esta subcultura de las dos ruedas. Para muchos, es imprescindible que se mantengan ciertas líneas ortodoxas y fácilmente reconocibles. Para otros, si no se mejoran las prestaciones, solo estamos ante un ejercicio de estilo. Sea como fuere, en la combinación de estas dos máximas reside la génesis de un buen caferacer. Una moto que, partiendo de un modelo menos dinámico, se convierta en una deportiva de calle, sin que, por ello, se pierda ese halo que tenían las motos de antaño.
Bolt 36
Desde Bolt Motor Company, llevan unos cuantos años apostando por hacer motos personalizadas, donde la ingeniería y los buenos acabados sean su seña de identidad. Esto, ha supuesto la llegada a sus puertas de clientes cada vez más exigentes, como en el caso de la Bolt 36. Una moto, cuyo propietario, subió la apuesta pidiendo un bóxer de BMW, de aspecto clásico; que en circuito sacara los colores a más de una deportiva actual; y, sobre todo, que pudiera usar a diario… una carreras-cliente de calle ¿Imposible? No para el equipo de Bolt.
Desde dentro
Como nos comentaban desde Bolt Motor Company, para la creación de la Bolt 36, variaron su flujo normal de trabajo, empezando esta vez por mejorar las prestaciones de la BMW R100RT elegida como moto donante. Para ello, se desmontó por completo su motor, incorporando un kit de cilindros de 1.074 cc, con árboles de levas más cruzados, pistones forjados y bielas más cortas. A los que acompañaron un volante de inercia 6 kg más ligero y unas culatas modificadas para albergar dos bujías. En consonancia con estas mejoras, se modificó toda la parte eléctrica, montando una electrónica firmada por MotoGadget y un encendido electrónico personalizable.
Pero no acabaron ahí los mimos recibidos por este idolatrado propulsor. También se sustituyeron los carburadores originales por unos más eficientes Mikuni, acompañados de unos filtros de admisión artesanales; y se mejoró la refrigeración, aumentando la cantidad de aceite gracias a la inclusión de un radiador extra y un suplemento para el cárter del especialista Siebenrock… Y para acabar, un espectacular sistema de escape, fabricado exprofeso para la Bolt 36, que va rematado con un silencioso en titanio de la italiana Spark.
Carreras-cliente
Como no podía ser de otra manera, si la Bolt 36 quería marca territorio en un circuito, debía incluir una parte ciclo “pata negra”. Por ello se decidió la instalación de unas suspensiones Öhlins, provenientes de una Ducati Panigale 1260. Que fueron bien acogidas en el marco original de BMW gracias a unas tijas fabricadas mediante CNC; y la adaptación de un basculante monobrazo, de la misma marca bávara, pero de una R1200R. Una adaptación, que exigió todo el ingenio que atesora este taller valenciano para mantener el anclaje central del amortiguador.
En cuanto a los frenos, además de unos latiguillos Goodridge y unos discos sobredimensionados, la mencionada Panigale proporcionó unas pinzas radiales Brembo, para el tren delantero. Accionadas por una exquisita bomba HC1, de Magura, que tiene su gemela en el lado izquierdo, actuando esta sobre un sistema de embrague hidráulico.
Ortodoxia
Hasta ahora, hemos visto todo aquello que se sale, más o menos, de los cánones marcados por la ortodoxia caferacer. Ahora nos toca repasar lo que une a la Bolt 36 a esta exigente escuela. Para empezar, debemos fijarnos en su evocadora carrocería, compuesta de un semi-carenado, muy setentero; un colín, sexi no, lo siguiente, diseñado mediante 3D que lleva la iluminación led integrada; y el depósito original… sería un pecado tocarlo, con un tapón artesanal.
En cuanto a los detalles y remates a destacar, tenemos el asiento, elaborado por Tapizados Llop; el montaje de unos semimanillares, para proporcionar la posición ergonómica correcta en circuito; la combinación de una instrumentación analógica de Ducati con otra digital de MotoGadget, modelo Mini; y una larga lista de piezas artesanales que incluye el soporte del faro, el subchasis, el porta-matricula, el guardabarros delantero o las estriberas. En resumen, un trabajo bien hecho.