La moto italiana se queda huérfana.
El pasado día 17 de agosto, tras una dura lucha contra el cáncer, fallecía Claudio Castiglioni a la edad de 64 años.
Claudio Castiglioni ha sido, sin ningún tipo de duda, una de las personalidades más influyentes en la historia reciente de la motocicleta italiana. Marcas como Cagiva, Ducati, Husqvarna y por supuesto MV Agusta formaron parte de su vida y a su vez éstas se contagiaron de la tenacidad y la pasión de este auténtico amante de la motocicleta.
No se puede entender la situación actual de la industria italiana de las dos ruedas sin recordar el empeño que puso Claudio Castiglioni en mantenerla viva frente a la invasión japonesa del mercado. Ejemplo de ello fue su aventura en los Grandes Premios, donde colocó sus Cagivas en las parrillas de 500, donde pese a no obtener ningún título, sí que nos ofrecieron de la mano de pilotos como Mamola, Kocinski o Lawson algunos de los grandes momentos de esta competición. Más suerte tuvo en otras competiciones, como Superbikes, donde sus Ducati dominaron de manera casi humillante la década de los noventa o en el desierto africano, donde conseguía ganar dos Paris-Dakar (1990 y 1994) con el binomio formado por la Cagiva Elefant 900 y el piloto Edi Oriloli.
Pero no todo ha sido competición en estos últimos 30 años. De la mano de Massimo Tamburini las marcas del Sr. Castiglioni ofrecieron al mundo algunas de las motos más bellas de todos los tiempos y auténticos iconos del diseño italiano, buenos ejemplos son sus Cagivas Elefant y Mito; sus Ducati 916 y Monster y sus MV Agusta: F4, F3 y Brutale. A este selecto grupo también habrá que sumar, con toda seguridad, su legado postumo, la futura Brutale 675, que será presentada en el próximo salón de Milán.
Para finalizar, queremos recordar que desde hace ya algún tiempo, las riendas de MV Agusta, son governadas por su hijo Giovanni, que como ha demostrado en este corto tiempo al frente de la «nave», tiene las mismas ganas que su padre de seguir haciendo «The most beautifull motorcycles in the world» (C. Castiglioni)