Desde Varese nos presentan la última versión y la más sofisticada de la MV Agusta Dragster, la 800 RC. Una moto que combina una imagen 100% irreverente con una librea y tecnología propias de un modelo de circuito.
Con una decoración similar a la que lleva la F4 RC, heredada de la moto de Leon Camier en el Mundial de Superbikes, y una estética impactante, con un colín diminuto y un gran neumático trasero, la MV Dragster RC 2018 se ha adaptado a la nueva norma Euro-4. Una buena noticia que despeja aún más si cabe los nubarrones económicos que se cernían sobre la marca italiana.
Viento en popa y a toda vela
Desde que Giovanni Castiglioni comunicara la entrada en el accionariado de MV Agusta del grupo inversor Black Ocean, es rara la semana que la firma de Varese no nos presenta una novedad. Es verdad que casi todas son motos ya conocidas que reciben la homologación Euro-4, o versiones muy exclusivas como la RVS#1, pero sin duda es un buen síntoma de normalización, a espera de las ansiadas novedades.
Chasis y ciclo
Como se suele decir: “para qué cambiar algo que funciona”. Ese es el caso del chasis y de buena parte de la ciclo de esta moto.
Su chasis sigue siendo el clásico multi-tubular de acero y pletinas de aluminio, en las que pivota el basculante. Este último, un estupendo monobrazo que permite ver su ligerísima llanta trasera, hecha como la delantera, de aluminio forjado.
Siguiendo con su parte ciclo. La amortiguación está compuesta de una horquilla invertida Marzocchi de 43 mm, con tratamiento DLC, y un amortiguador Sachs. Ambos trenes totalmente regulables.
En cuanto a los frenos. Nos encontramos delante con dos pinzas radiales Brembo con discos flotantes de 320 mm y disco de 220 y pinza axial de dos pistones detrás. Equipo más que suficiente para detener sus 160 Kg en versión pista.
Motor
El motor ha sido rediseñado para adaptarse a la norma Euro-4. Aun así, sus tres cilindros en línea de 798 cc y cigüeñal contra-rotante mantiene toda su chicha. Con una entrega lineal de sus 150 cv (con Kit de escape RC) y 87 Nm de par motor.
Para conseguir la Euro-4 se ha trabajado mucho en el sistema de escape. Así, en su colector, se ha renovado el convertidor catalítico y se ha incluido por primera vez una válvula de escape. También, gracias a un silenciador de mayor volumen y un amortiguador armónico, se ha conseguido reducir los decibelios, pero sin perder su característico aullido.
Otras mejoras que ha sufrido el propulsor son: el montaje de unas cubiertas más resistentes, que aumentan su protección; la instalación de unas nuevas guías de válvulas, fabricadas en un material sinterizado y lubricadas para reducir el desgaste; un motor de arranque más eficiente; y el rediseño del engranaje de la bomba de aceite y agua, el eje de equilibrado y el engranaje de la primaria. Todo ello para reducir ruidos y fricciones.
Electrónica
La electrónica de la MV Agusta Dragster RC es similar a la que llevan todos los modelos de tres cilindros, montando el sistema integrado de encendido-inyección MVICS 2.0. Pero se han adaptado sus 4 mapas de par, el control de tracción de 8 niveles y el reglaje del sistema de cambio asistido para un uso más frecuente en circuito.
Hablando del cambio de marchas, la MV Agusta Dragster RC lleva la nueva palanca que montan las F3. Con ello se consigue cambiar de manera más fluida y con menor esfuerzo, pudiendo así aprovechar su magnífico cambio asistido electrónicamente: MV EAS 2.0 (Electronically Assited Shift up & down).
Pijadas y conclusiones
La moto es entregada con una bonita caja en la que encontramos el Kit Racing. Este kit está compuesto de una funda de protección personalizada y un escape completo SC Project, con su correspondiente mapa específico. ¡Ah! Me olvidaba, también incluye un certificado de autenticidad, con su número y demás.
En conclusión. Estamos ante una moto para sibaritas, que buscan algo más, tanto en estética y acabados como en prestaciones. Algunos pensaréis que es muy cara (unos 22.000 €) y que no lo vale… siento discrepar. La MV Agusta Dragster RC es como cualquier producto de lujo bien hecho: funcionalmente perfecto y estéticamente incontestable.