La Ehinger Kraftrad Speedster recibió el premio a la mejor Flathead en la edición nº 7 del Born-Free, donde además Uwe Ehinger era el primer constructor invitado de Alemania. Dos éxitos que demuestran el buen hacer de este taller creado por Katrin Oeding y el propio Uwe en 2008.
Esta moto, cuyo aspecto nos recuerda al de las motos de Speedway, es el segundo modelo creado por Ehinger Kraftrad de una trilogía que empezó con la Snowracer y que quiere ser un homenaje a las carreras de las décadas de 1920 a 1940.
El motor
El motor de la Ehinger Kraftrad Speedter combina la parte inferior de una Harley Davidson U, de 1937, con unas culatas de Knucklehead, diseñadas por CAD. Se alimenta gracias a un carburador Linkert modelo M74B y una parte eléctrica hecha por ellos mismos.
Este singular propulsor, se completa con una primaria que usa una estrechísima correa de 1 pulgada de ancho, que trasmite la potencia a un embrague en seco Ehinger Kraftrad y un cambio de marchas de cuatro velocidades de la MoCo de 1946.
Por último, se ha montado un escape de la casa y un depósito de aceite integrado en el asiento. Esta última pieza, una de las más sobresalientes de la moto, le da gran parte de su personalidad.
Parte ciclo
Tampoco el chasis es estándar. Para su creación se ha partido de un cuadro rígido, al que se ha modificado la cuna que acoge el motor, y en su parte frontal se han sustituido las dos barras originales por una. Con ellos se ha conseguido dar un aspecto aún más estrecho al conjunto.
Para la amortiguación delantera se ha optado por lo más vintage. Se ha colocado una horquilla Springer estrecha, sobre unas tijas fabricadas a partir de un bloque de aluminio.
Dentro del sistema de frenos, debemos destacar el montaje de dos discos delante y que ambos, junto al trasero, vayan mordidos desde el interior por unas efectivas pinzas Beringuer. Un sistema más que original que incluye bombas del mismo fabricante francés.
Para finalizar con la parte ciclo. Sus estrechas ruedas están compuestas por llantas de radios, con la trasera cubierta al estilo de las motos de Speedway, y neumáticos Barum.
Detalles y conclusión
Uwe Ehinger no ha querido dejar nada al azar en este increíble ejercicio de estilo. Para ello, un gran número de las piezas son de fabricación propia, lo que aumenta el valor de esta moto. Buen ejemplo de ello son sus originalísimas torretas y semi-manillares; los mandos y reposa-piés; el guardabarros trasero, con porta-números; o la careta delantera, que deja asomar un faro proveniente de un Volkswagen.
También son de su propia cosecha la pintura de la moto y el pequeño depósito de gasolina. Otra pieza que se desmarca de lo corriente, y que con el ya mencionado asiento marcan la diferencia.
En resumen, una obra de arte que explora nuevos caminos y que sirve de muestra de lo que son capaces de hacer en Ehinger Kraftrad.