TRIUMPH BONNEVILLE SPEEDMASTER 2018

7 días con la nueva bobber biplaza de Triumph

Foto 06 Triumph Bonneville Speedmaster

Durante una semana, hemos probado la nueva Triumph Bonneville Speedmaster. Una moto que recoge la estética del modelo Bobber, adaptándola a un uso en pareja e incorporando unos acabados más sofisticados, con un sinfín de cromados y detalles premium.

Triumph sigue apostando por sus bicilíndricos de aspecto vintage. Con una amplísima gama que incluye hoy ocho modelos, quizá sea el Speedmaster el más custom. Con él, se mantiene una tradición que se remonta a los comienzos de esta moda tan americana. Cuando la gran presencia de motos inglesas en los Estados Unidos las convirtió en unas de las preferidas por la juventud de los sesenta y setenta para dar rienda suelta a su creatividad.

Foto 08 Triumph Bonneville Speedmaster

Bobber premium

Como os adelantábamos, la Bonneville Speedmaster tiene muchas similitudes con la Bobber. Para empezar, su chasis, basculante y depósito de gasolina son similares, a pesar de tener más capacidad este último. El principal cambio reside en el sub-chasis, que monta un guardabarros más grande y un asiento para el acompañante.

Foto 07 Triumph Bonneville Speedmaster

Otra diferencia notable es la profusión de cromados y piezas pulidas. Estas sustituyen el negro omnipresente en la Bobber, dándole un aspecto más calmado. También cambia el manillar y la incorporación de mandos avanzados, señas inequívocas de que estamos ante una custom.

Una buena ciudadana

El metro y medio entre ejes que tiene la Bonneville Speedmaster y sus pocos más de 700 mm de altura desde el asiento la convierten en una moto larga y baja como manda la tradición. Esto, combinado con casi 250 kilos, puede invitar a pensar que estamos ante una moto torpe… nada más lejos de la realidad.

Foto 03 Triumph Bonneville Speedmaster

Una vez la pones en marcha te das cuenta de que la Speedmaster se mueve con soltura. Es una moto realmente agradable de conducir, con una posición de conducción relajada, pero eficaz a la hora de girar con cualquier ángulo. Aunque su altura libre al suelo no es mucha, es difícil tocar con los reposapiés y rápidamente coges confianza. El único pero que encontré es su manillar, que acabó cargándome las muñecas. Es verdad que las tengo un poco delicadas y que siempre me chirriaron ese tipo de manillares, pero mi opinión es que le queda mucho mejor la opción más plana que nos ofrecen desde Triumph.

Una inglesa con carácter

Volviendo a las similitudes, el motor de la Bonneville Speedmaster también es el mismo: el High-Torque. Se trata del ya conocido dos cilindros en línea de 1.200 cc y refrigeración líquida. Un propulsor en el que prima el par y que en este caso entrega 106 Nm a tan solo 4.500 rpm.

Foto 05 Triumph Bonneville Speedmaster

En cuanto sales a la carretera y giras el mango con decisión empiezas a encontrar par. Desde apenas 2.000 vueltas el motor empuja de una manera lineal y controlable llegando a su máxima potencia (77 cv) a las 6.100. Esto se traduce en una conducción realmente divertida para una moto de este tipo, pudiendo apretarle cuando lo necesitas. Me llamo mucho la atención como cambia el sonido a partir de las 3.500 revoluciones, de ser una custom con largas pistonadas pasaba a ser un dragster pidiendo fiesta… ¡mola!

Especial mención merece su cambio. El conjunto embrague y cambio funcionan a la perfección, siendo preciso y ligero. Lo cual se agradece si quieres sacarle el máximo a esta moto, ya que deberás jugar bastante con él.

Foto 04 Triumph Bonneville Speedmaster

Cuestión de equilibrio

Como todo en esta vida, conseguir un buen equilibrio en nuestras decisiones es básico para obtener buenos resultados. En el caso de la Triumph Bonneville Speedmaster podemos decir que se ha conseguido en el apartado ciclo. Su amortiguación, compuesta de una horquilla, con barras de 41 mm; y un solo amortiguador trasero, trabaja realmente bien. Quizás un poco dura, si lo que quieres es simplemente pasear, pero estamos hablando de llegar a un equilibrio y si fuera más blanda perdería eficacia.

Foto 02 Triumph Bonneville Speedmaster

En la misma línea van sus frenos. Sin ser de carácter deportivo su doble pinza Brembo delantera combinada con la Nissin trasera ofrecen la frenada necesaria. ¿Qué se puede pedir más?… claro, pero para eso hay otros modelos. Durante los kilómetros que hice a la Speedmaster nunca sentí la sensación de necesitar más, es verdad que hay que utilizar ambos trenes en algunas ocasiones, pero así son las custom.

Otro aspecto que destacar son sus ruedas. Sus clásicas llantas de radios de 16 pulgadas con sus enormes neumáticos (130/90 y 150/80) además de muy bonitos son de fiar. Debe ser por mi edad, pero cuando veo neumáticos tan grandes no suelo apostar mucho por su agarre. Lo dicho, cosas de la edad, los Avon Cobra van muy, pero que muy bien, olvidándote de que llevas dos auténticos donuts.

Foto 01 Triumph Bonneville Speedmaster

Conclusiones

La Triumph Speedmaster cumple estéticamente con creces, ofreciendo además una muy buena experiencia dinámica a sus propietarios y un amplio abanico de posibilidades de personalización, ya sea con alguno de los dos kits de inspiración (Highway y Maverick) o con las 130 piezas que ofrece el catálogo de la marca.

Si te has quedado con ganas de más, no lo dudes. Desde Triumph te lo ponen muy fácil para que pruebes una tú mismo. Te lo recomiendo, la mejor forma de elegir tu futura moto es probarla… ¡Ya nos dirás!

Foto 09 Triumph Bonneville Speedmaster