La Buell Super Cruiser 1190 ha sido creada en colaboración con Roland Sands. Una moto que va a servir de base para un futuro modelo de la firma de East Troy (WI) que verá la luz en 2025.
Fotos: Roland Sands Design & Buell Motorcycle
Todos los seguidores del Club Style sin duda están de enhorabuena con las últimas presentaciones de la industria de las dos ruedas. A las más populares propuestas de Harley Davidson, Indian Motorcycle e incluso de Honda, ahora se viene a sumar la Buell Super Cruiser 1190. Una moto artesanal, que es el germen/prototipo de un modelo que combinará esta estética tan californiana con un bicilíndrico de alto rendimiento y un peso muy, muy contenido.
Buell Motorcycle
Aquellos más avispados/retorcidos, habrán caído en la cuenta de lo inusual que es ver la marca del bueno de Erik Buell metida en el fregado de hacer una Cruiser. Solo hace falta echar un vistazo a la trayectoria de este exingeniero de la MoCo, de donde no salió muy elegantemente, para ver su devoción por la deportivas. Desde aquella Barton RW750, de 750cc… y dos tiempos que entregaba 165 CV, sus distintas marcas ha sido sinónimo de innovación dentro del sector de la motocicleta, siempre muy ligado a la práctica deportiva. Entonces, ¿por qué la Buell Super Cruiser? ¿es una deportiva disfrazada de cruiser? o… ¿simplemente revanchismo?
¿Deportiva?
Para dar respuesta a las dudas generadas, debemos empezar por el motor. Ya que nada es deportivo si no corre lo suficiente. En este caso, la Buell Super Cruiser monta un propulsor similar al de su hermana SX. Un moderno bicilíndrico con refrigeración líquida y 1.190 cc, calado a 72 grados. Un propulsor que entrega 175 caballos de potencia, a unas 10.500 vueltas; con un par motor que estará en torno a 137 Nm, a 8200 rpm. Un motor claramente deportivo, que en este modelo preserie va acompañado de un sistema de escape dos en uno, creado por RSD combinando los colectores originales y un silencioso SC Project; un airbox también personalizado a partir del que lleva la SX; y un radiador artesanal cónico, con acabado en aluminio crudo.
Pero como alguno estará pensando: “La potencia sin control no sirve de nada”. Pues bien, en la Buell Super Cruiser este control lo pone un chasis de acero al cromo molibdeno, tipo “doble-cuna”. Un cuadro, creado exprofeso por Roland Sands, con un diseño que nos recuerda al glorioso FXR de Harley Davidson. Al que se suman algunos periféricos de la Buell SX, como su bonito basculante, sobre el que actúa un amortiguador Penske tarado por GP Suspension; sus barras de horquilla, remodeladas también por GP Suspension, que se unen gracias a unas tijas mecanizadas de RSD; las llantas de aleación ligera de 17 pulgadas; y los frenos, donde destaca el sistema perimetral de ocho pistones del tren delantero, un invento de la casa.
¿Cruiser?
Volviendo al chasis, en éste podemos encontrar el posible nexo entre deportividad y el mundo cruiser que estamos buscando. La razón es sencilla, como os decíamos, su diseño es muy FXR, quizá el modelo más deportivo de todos los tiempos entre los Big Twin de Harley Davidson. Un cuadro que ha supuesto todo un quebradero de cabeza para el equipo de RSD, en el que se ha incorporado un soporte adicional en forma de V para el motor, que lo fija a la parte superior; que mantiene una altura al suelo muy cómoda, de 736 mm con el asiento montado; y que cumple con el elevado estándar de deportividad que ambas firmas exigen a sus productos, dejando el conjunto en apenas 205 kg.
Junto a él, y siempre en modo cruiser, encontramos algunos elementos también obra de Roland Sands de aspecto muy clásico, como el guardabarros trasero, con su luz muy bien integrada; su redondeado depósito de gasolina, con capacidad para 15 litros; o las elegantes torretas mecanizadas de 12”, modelo Sector, en negro anodizado. A estas se unen otras piezas de proveedores externos, de las que destacamos el asiento personalizado de Saddleman, todo un referente; o la cúpula de Memphis Shades, que acompaña a un faro LED de 5.5”. Todo ello muy del gusto de los seguidores del Club Style.
¿Revanchismo?
Con todo lo dicho hasta ahora, creo que cada uno podrá hacerse sus propias conjeturas de la auténtica razón por la que dos “grandes” de la industria americana de la motocicleta se han unido para crear la Buell Super Cruiser 1190. La mía, como buen romántico, es que todos tenemos dentro un David, una especie de deseo irresistible de luchar contra el poderoso y sobre todo no dejar una afrenta sin respuesta. Pero la verdad, es que la lógica me dice que la auténtica razón es que hay mucho filón en el Club Style ¿Y la tuya?
