EL TOURIST TROPHY LEONÉS

Este año se celebró en La Bañeza la 49 edición de su carrera de velocidad urbana, un evento atípico en nuestros días y más en nuestro país.


Las carreras en circuitos urbanos ya llevan tiempo apartadas de los calendarios de velocidad en España, solo resiste, a la espera de su circuito permanente, el de esta ciudad leonesa. Además hay que añadir que entre las categorías que se corren se encuentran dos de clásicas, 2T y 4T, con lo que el evento se convierte en todo un «perro verde». Pero todo cambia, para los nostálgicos siempre a peor, y esta carrera/espectáculo no podía ser menos.


Con la cada vez mayor presencia en los medios, unida a la desproporcionada búsqueda de similitudes entre la carrera bañezana y el TT Man, que seguro que las tiene pero no tantas como algunos quieren encontrarle, la notoriedad de este espectáculo veraniego va en aumento. Todo ello trae un cambio gradual del ambiente que se respira en esta bonita ciudad. Hace algunos años entre los aficionados que aparcaban sus motos en las instalaciones que proporcionaba el ayuntamiento (siempre muy dignas y gratuitas) se veía un gran número de amantes de las clásicas, de las grandes rutas, de las café-racer, en fin, de ese espíritu añejo que mantenía con sus balas de paja y aceras el circuito bañezano. No es que esta gente haya dejado de ir, todo lo contrario van muchos, pero se han difuminado un poco con el crecimiento en número de los amantes del jolgorio motero. Está bien divertirse y la moto siempre conlleva algo de rebeldía, pero sinceramente con Jerez y Cheste tenemos suficientes caballitos, quemadas de rueda, cortes de encendido y toda esa colección de bravuconadas de las que La Bañeza se había mantenido al margen, y gracias a Dios en cierta medida sigue siendo así.


Este año, con un tiempo menos caluroso que en otras ediciones, pudimos disfrutar de un ambiente excepcional en el que colaboraron otras actividades que se celebraron paralelamente, como una exposición de motos, un certamen de tatuajes y una serie de conciertos nocturnos. Así el corto fin de semana se quedaba pequeño para aprovechar tantas opciones de diversión y el público se movía de un lado a otro con cierta prisa para no perderse nada. Entre los platos fuertes está sin duda la visita al paddock de la carrera. Este consiste en una calle en la que los distintos equipos buscan el mejor sitio donde poner a punto sus máquinas, y con ello dan una buena oportunidad a los amantes de las clásicas y las mecánicas de carreras de «babear» con Norton´s, Ducatis, Bultacos, Montesas, BMW´s, Ossas, Jawas… y motos más modernas de 125cc como Hondas, Aprilias y Metrakits vestidas para competir.


Con la llegada del domingo los supervivientes de la noche bañezana y otros muchos que habían guardado fuerzas se apretaban alrededor de las cintas de plástico enganchadas a balas de paja que delimitaban el circuito. El circuito ha recibido un cambio respecto al de años anteriores con la inclusión del «Sacatapones», una bajada casi de garaje al que se unen dos curvas que consiguen hacer aun más ratonero el trazado leones. Con el clásico «¡¡Circuito cerrado!!» gritado desde un coche de la organización comenzaban las carreras, todo un espectáculo que nos dejo ver trazadas, adelantamientos y frenadas de mucho mérito en todas las categorías, sin ninguna duda hay que tener un par de razones para correr entre aceras y farolas, pero hay algo que debe enganchar, casi todos repiten de años anteriores. Al acabar, la mayoría, mientras nos dirigíamos a nuestras tiendas u hoteles a preparar la vuelta a casa, nos jurábamos a nosotros mismos y a nuestros amigos no perdernos la próxima edición, la 50, la que puede hacer más grande esta reunión de «buenos» aficionados, que han hecho del 2º fin de semana de agosto una cita ineludible para el amante de las motos «a la antigua».

Fotos y Texto Manel Hospido

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