En la Freeride Ducati 999 Black Edition la apuesta ha sido sencilla. Desnudar una de las mejores deportiva de este siglo; mejorar sus prestaciones y componentes; y darle un aspecto ágil y duro, como si de un boxeador se tratara.
Pocas motos más cuestionadas en su diseño que la Ducati 999. Una obra “magistral” de Pierre Terblanche que no llegó a cosechar las cifras de ventas de otras superbikes de la marca, pero que sí machacó sin piedad a sus contrincantes en las competiciones de motos derivadas de serie. Con este bagaje, ¿qué mejor deportiva que esta para hacer un caferacer extremo? Eso mismo pensaron los franceses de Freeride Motos, lo que se tradujo en la agresiva y cruda Freeride Ducati 999 Black Edition.
Carrocería… sí, pero poca
Poco queda de los plásticos de la 999 donante, por no decir que nada. Y de su carrocería, salvo su estrecho y sexy depósito de gasolina, lo mismo. Esto da fe de las intenciones del equipo que formaron Antoine, el propietario; y Pierre, el creador de la Freeride Ducati 999. Que no fueron otras que mostrar las vergüenzas de esta moto, mejorando sus componentes y motor, aderezando todo con algunos toques estéticos que no ocultasen la belleza mecánica de esta auténtica superbikes al desnudo.
Componentes, solo lo mejor
Para empezar por orden de mención, vamos a ver las mejoras introducidas en la parte ciclo de la Freeride Ducati 999 Black Edition. Sus suspensiones incluyen una horquilla Öhlins, procedente de una Aprilia Tuono “Pata Negra”, que precisó de unas tijas artesanales mecanizadas y que en el caso de la superior acoge además una instrumentación Avia Compositi. También es del mismo fabricante sueco el amortiguador trasero, que fue desmontado para recibir una nueva decoración mediante anodizado en negro y rojo.
En cuanto a los frenos, se montaron en el tren delantero un par de discos lobulados, mordidos por pinzas radiales monobloque Brembo, accionadas a través de latiguillos de aviación por una exquisita bomba radial Brembo PR19 RCS. Y detrás, se optó por montar un disco hecho a medida exprofeso. Mismo proceso que se usó en los depósitos de fluidos que fueron fabricados en aluminio, incluyendo un grabado con el nombre de la marca.
Glorioso Testastretta
Como os comentábamos al principio, las Ducati 999 obtuvieron una larga lista de títulos entre los que destacan tres mundiales de SBK. El modelo usado para la Freeride Ducati 999 Black Edition es de 2005, es de los buenos, con válvulas de titanio y árbol de levas de alto rendimiento. Un glorioso propulsor que fue desmontado por completo y pintado en negro. Para luego ser ensamblado usando esta vez tornillería de acero inoxidable, pulida o bien anodizada en rojo y negro.
Para mejorar sus prestaciones y tacto en esta deportiva se ha montado un embrague anti-rebote de CNC Racing; unos colectores artesanales de acero inoxidable, de cuya soldadura se encargaron en Armand de Atelier Bam; una La caja de aire, fabricada en fibra de carbono por EVR, que fue ajustada en el dinamómetro de Blackhat Motorcycle; un tanque de expansión, también de carbono; y un radiador de aluminio pulido, con manguitos de silicona roja para las conexiones.
Toques estéticos, los justos
Entre los mencionados toques estéticos, destacan tres elementos fabricados en aluminio: la quilla, el colín y el “cupolino”. La primera, va situada por delante del cárter, presentando una línea de branquias a ambos lados, para mejorar la refrigeración. Además, sirve de cubículo a parte de la electricidad de la moto, incluyendo su ligera batería de litio. El segundo elemento, el colín, incorpora la luz trasera y fue cubierto en su totalidad de cuero. Haciendo gala de la tradición peletera de la localidad de creación de esta moto: Graulhet. Respecto al “cupolino”, este es una escueta pieza situada sobre dos ópticas superpuestas, que mantienen la mirada original de la triple nueve.
Algunas “chuches”
Para acabar, nos vamos a detener en algunas piezas que nos han llamado especialmente la atención por su calidad y originalidad; y en su decoración. Algunas de estas piezas, vuelven a tomar el cuero como hilo conductor, como los laterales del radiador, los faros, el “cupolino” y el interruptor de la llave. Que van cubiertos en este material gracias al buen hacer de Christophe de Akotabe. También son destacables el conjunto que hacen los semi-manillares Renthal, con las manetas Brembo y puños Domino. Así como los minúsculos indicadores MotoGadget, todo ello de lo mejor del mercado.
En cuanto a la decoración, como no podía ser de otra manera en un púgil de estas características, se ha optado por un negro nacarado metalizado con filetes rojos. Un trabajo ejecutado por Rémy of Art Scratch Paint. Una librea que estiliza aún más los apenas 185 Kg que pesa la Freeride Ducati 999 Black Edition cuando salta al cuadrilátero.