“Keep Walking”
Para este año 2014, la marca de Hinckley nos confirma que va a seguir fiel al estilo que ha hecho de su línea “Modern Classic” una de las más exitosas entre las motos vintage. Toda una buena noticia a la que hay que sumar algunas mejoras, minuciosamente estudiadas, para ofrecernos un mejor producto sin perder un ápice de su atemporal diseño.
En esta presentación, Triumph nos emplazó en el “Espacio Mood Madrid” un acogedor local para eventos, de ladrillo visto y suelos de madera, situado en pleno corazón de Malasaña, el barrio contracultural por excelencia de Madrid, un lugar idóneo para conocer las Bonneville, Thruxton y Scrambler del 2014.
Tras un café, algo de bollería y las pertinentes presentaciones, nos echamos a las calles de Madrid buscando la tranquilidad de los alrededores de la capital para conocer un poco mejor la familia de las “Modern Classic”. Es verdad que la mejor forma para hablar de una moto en especial es hacerle una buena pila de kilómetros en distintos escenarios y jornadas, no todos los días estamos del mismo humor, pero este tipo de eventos en que puedes ir alternando entre distintos modelos que en principio deben tener muchas similitudes te permite fijarte en las diferencias del porqué de su existencia y esto es lo que vamos a hacer a continuación.
Rasgos familiares.
Todas las Modern Classic montan motores bicilíndricos paralelos de 865cc con refrigeración por aire, ayuda por un pequeño radiador de aceite, con un sistema de inyección electrónica secuencial multipunto disimulada bajo unos falsos carburadores. A estos propulsores les asisten: un embrague multidisco bañado en aceite, una caja de cambios de 5 velocidades y una transmisión final de cadena.
Estos bloques van montados sobre un chasis de doble cuna en acero y un basculante tradicional con dos brazos del mismo material. Sus horquillas las firma la nipona Kayaba, son de 41mm de diámetro y 120mm de recorrido. Sus frenos están compuestos por discos simples de 310mm y 255mm de diámetro delante y detrás mordidos en ambos casos por pinzas flotantes de doble pistón, material suficiente para este tipo de moto si hacemos un uso medianamente racional de éstas.
Para el 2014 las necesarias mejoras en cualquier producto exigidas por el mercado se han resumido a mejorar el sonido gracias al trabajo sobre los sistemas de escape; unos nuevos esquemas de color y algunas piezas extras que esta vez vienen de serie.
Bonneville.
Es el modelo básico y sin duda el más equilibrado, su más que contenida distancia desde el asiento al suelo de apenas 740mm reales, sus llantas de aluminio de 7 palos, con su delantera de 17”, y su cómoda posición de conducción la hacen una moto asequible a cualquier conductor que quiera disfrutar de un icono atemporal, porque sí, la Bonnie es una moto fácil, pero derrocha clase y distinción por los cuatro costados. Además este año incorpora: nuevo escape, que mejora el sonido; nuevo logotipo metálico en el depósito, para mi uno de los más bonitos de Triumph; el asa para el pasajero en color negro, un accesorio que en el pasado era un extra, y el mecanizado de las aletas de refrigeración que combinan a la perfección con el sobrio acabado en color negro. En cuanto a los colores disponibles: Negro Phantom, Lunar Silver y Blanco Cristal/Azul Safiro.
T100
Para los más “puretas”, que buscan la estética de los primeros bicilíndricos de esta marca británica, este es el modelo. La T100 es una Bonneville que sacrifica cierta calidad de uso por una buena dosis de estética vintage. Empezando por las llantas de radios, con una delantera de 19” que en comparación con la Bonnie se siente un poquito más liviana en los cambios de dirección; su asiento totalmente plano; sus escapes tipo cerbatana; los protectores laterales del depósito en goma; algunas piezas que pasan del estoico negro al cromado como la tapa de culata, el protector de la cadena o el asa para el pasajero y dos opciones de color bitono: Crystal White/Aurum Gold, similar a la que cubría la Bonnie de 1964, y la incombustible Negro Jet/ Rojo Cranberry.
Además disponemos una versión “oscura”, con el color de las sombras cubriendo los muelles de los amortiguadores, el manillar, las varillas de los guardabarros (solo presentes en las T100), el asa del pasajero, el manillar y el buje y llanta de las dos ruedas…algunos siempre prefirieron a Darth Vader.
Thruxton
Este modelo es la debilidad de cualquier amante de los Cafe-racer que se precie, si en su momento, allá en los finales de la década de los 50, Triumph era la marca preferida para crear una de estas motos de carreras domésticas, en Hinckley no podían dejar su catálogo sin un tributo a aquellos rebeldes, amantes de la velocidad, que ayudaron a la industria a evolucionar hasta donde hoy nos encontramos. La Thruxton, que con su nombre evoca a unos de los circuitos ingleses donde la marca consiguió cimentar su tradición deportiva, es una moto realmente especial: tiene bastante menos giro que sus hermanas, carga mucho más peso que éstas en la rueda delantera, lo que la hace más torpe a baja velocidad, y además lleva los reposapiés más retrasados.
Veredicto: un Café-racer idóneo para disfrutar estirando un poco más su bicilíndrico, que en este caso entrega 70cv de potencia máxima y 70Nm de par. Además tiene la posibilidad de ajustar su horquilla en precarga; monta llantas de radios con aro de aluminio y un neumático delantero de 100/90 18; trae este año de serie la cúpula y el protector de la cadena cromado; y dos opciones cromáticas que van a poner en verdaderos aprietos a cualquier posible comprador: Negro Phantom y Verde Brooklands, ambos con banda transversal dorada… puro Rock & Roll.
Scrambler
La sorpresa de la presentación, por lo menos para mí. Y es que el “rollito” Scrambler, Dirt-Track y demás, tan de moda en los últimos años entre los transformadores más “Cool” del momento choca un poco con mis más que superados 40 (bueno, casi 45). Así que durante la prueba al principio la esquivé un poco, para luego caer rendido a su look y facilidad de uso. No es que sea un scooter, está en las antípodas de este tipo de motos, pero es una moto realmente cómoda y fácil de usar, si estas al tanto de que llevas ruedas de tacos y mides un poco más de un metro setenta.
Al principio es como que no te ubicas pero una vez que metes la primera, en esa delicia de cambio que monta toda la gama, y empiezas a andar le coges el ritmo rápidamente. Otro aspecto que nos creaba cierto reparo a los que compartimos aquella mañana de motos era el escape, muy alto, por el lado derecho y sobre el que debería apoyarse nuestra pierna casi a la altura de la ingle… tras media hora de atasco en el turístico Madrid de los Austrias solo puedo decir que el trabajo hecho por Triumph para aislarlo ha valido la pena, funciona.
Volviendo a la descripción de la moto, este año 2014 se ha anodizado en color gris el cárter y se ha rediseñado el asiento buscando un mayor confort. Por lo demás sigue siendo la misma buena moto con llantas de radios de medidas 18 X 2,5” y 17 X 3,5”, delante y detrás, donde el motor se ha adaptado a un uso más campero reduciendo la potencia hasta los 60cv, pero con una entrega anterior que en los demás modelos, a 6.800rpm, lo mismo que con el par-motor que da todo su potencial a 4.750rpm (69Nm).
En cuanto a las opciones cromáticas: un color mate, Azul Pacífico, y otro bitono, Gris Lunar/Rojo Diablo. Ambas con protector laterales de depósito en goma negra.
Conclusiones.
Triumph ha encontrado con esta gama una especie de gallina de los huevos de oro, que como empresa bien gestionada cuida como lo que es, sin entrar en grandes cambios ni experimentos que puedan menoscabar una imagen que cada día recluta más adeptos. En buena parte por el diseño y lo bien que van estas motos; por otro, por un merchandising de una gran calidad; y como no, por toda la iconografía de estos modelos herederos de los que montaban personajes como; Marlon Brando, James Dean, Elvis Presley, Bob Dylan, Steve McQueen o los más recientes Clint Eastwood, Richard Gere y Ewan McGregor. Para resumir lo que significa una Triumph Bonnie nada mejor que una frase de Paul Simonon, bajista de “The Clash”, un auténtico héroe del Rock-Punk: “Mi única propiedad es mi Triumph”.
Texto: Manel Hospido
Fotos: Triumph Motocicletas España, S.L.