Marcando las diferencias.
Con la Breakout Harley Davidson vuelve a las Custom clásicas: largas, bajas, con una estrecha llanta de 21 pulgadas delante y un “Donuts” de 240 detrás, una buena noticia para aquellos que en los noventa mezclaban la estética del Capitán América y del bueno de Billy, en la película Easyriders, con la tendencia Muscle Bike que empezaba a imponerse.
A finales de los 80, más concretamente en 1986, la MoCo lanzaba al mercado dos modelos básicos de su historia reciente, ambos montaban el novedoso chasis Softail con la amortiguación trasera oculta, mientras uno era un remake de las motos rígidas de los 50 con cierto aire “western”, estamos hablando de la Heritage, el otro iba enfocado a un público más radical, gente que normalmente no iba a tardar mucho en meterle mano a su hierro para personalizarlo, era la Softail Custom Standard.
Esta última era lo más parecido a un Chopper fabricado en los USA que se podía sacar de un concesionario. Se caracterizaba por sus pequeños guardabarros; su horquilla ancha sin fundas para las barras y su manillar tipo “Cuelgamonos” de tamaño medio. En pocos años se convirtió en la moto deseada por legiones de melenudos que tenían como banda sonora a grupos como los Guns and Roses o Mötley Crüe, los cuales posaron en uno de sus vídeos más celebrados con este modelo… “Girls, girls girls”.
Harley Davidson Breakout
Volviendo a la moto, la Softail Custom terminaba su historia en el 2009, junto a dos versiones: la Nigth Train, que sustituía el Ape-Hanger por un Drag-Dar y montaba un asiento realmente rebajado y la más exquisita Deuce, que nos había abandonado años atras. Además, en su última etapa convivió con la Rocket, otro modelo que nacía del mismo concepto, pero con una apariencia demasiado innovadora que no llego a cuajar entre el a veces inmovilista público de la marca de Milwaukee.
Comienzos elitistas
La Breakout fue lanzada en un primer momento como una CVO, la élite de las Harley de producción, con motores de altas prestaciones; un sinfín de piezas Top del catálogo de la marca y una decoración especial, pero ante la falta de una Custom en su gama, la Blackline no acaba de convencer por su estrecho neumático trasero, muchos fueron los que soñaron con una versión “pobre” de esta moto. Dicho y hecho, en menos de un año la Motor Company nos anunciaba el lanzamiento de este modelo.
Chopper, drgaster… ¿dónde está la Breakout?
La Breakout está a caballo entre la clásica Night Train y las más recientes Rocket, se trata de una Custom pura y dura con la que Harley Davidson quiere volver a atraer a los amantes de los Choppers más radicales, gracias a una estética 100% Dragster, en la que encontramos un inmenso neumático trasero de 240, con una llanta de 18 pulgadas, al que cubre un recortado guardabarros trasero en el que los intermitentes ejercen las veces de piloto trasero y luz de freno, además de la suya, evidentemente; unas tijas anchas con barras de 41,3mm y un lanzamiento de 35º, donde tiene cobijo una estrecha llanta de 21” de 10 palos pintada de negro con un contraste pulido, fabricadas en aluminio fundido, modelo Gasser; un ancho depósito de gasolina de 18,9 litros de capacidad sin consola central; un manillar plano; mandos avanzados y como no, un asiento muy rebajado.
Toma de contacto.
Lo primero que llama la atención de la Harley Davidson Breakout según te sientas en su delgado y rebajado asiento es la posición de conducción. Como hemos comentado anteriormente, es bastante larga, con 1.710 mm de distancia entre ejes, y baja, muy baja, el asiento está a solo 660 mm de altura. Además, su manillar, un Drag-Bar con el cableado por dentro de color negro, y sus mandos avanzados te obligan a llevar una posición bastante estirada a poco que midas menos de un metro setenta y cinco de estatura, lo que acentúa esa sensación “Long and Low” básica en cualquier Custom Pro-Street que se precie.
Otros detalles que a cualquier propietario de un Softail le llamarán la atención son la colocación de los relojes, situados en el manillar, y la llave de contacto, que abandonan la consola central, inexistente en la Harley Davidson Breakout , para situarse en el lado izquierdo del motor justo debajo del depósito de gasolina. Volviendo a la instrumentación está compuesta de seis chivatos y un gran velocímetro analógico de forma redonda que incluye un pequeño display que además de darnos la hora e información sobre el kilometraje: el total, dos parciales y los que nos quedan antes de tener que empujar, tiene una práctica posición en la que se nos muestra la marcha en la que estamos circulando y a que revoluciones. Para acceder a esta información debemos dirigirnos a un nuevo botón situado en la piña izquierda del manillar.
Profundizando un poco.
La Harley Davidson Breakout monta el clásico bicilíndrico calado a 45º y refrigeración aire, que en este caso cubica 103 pulgadas y entrega un par motor de 130Nm. Su uso es cómodo y fluido gracias a la inyección electrónica secuencial; su transmisión Six-Speed Cruise Drive y porque no decirlo, al excesivamente largo acelerador, que resulta un poco incordiante en los adelantamientos más justos.
Para disfrutar de este pedazo de motor no hace falta subir mucho de vueltas, a 3.000 nos entrega su máximo par y entre las 2.250 y 2.750 la moto circula coqueteando con los límites de velocidad sin despeinarse y apenas vibraciones.
Volviendo a su uso, los frenos, compuestos por un disco delantero de 320mm con pinza de 4 pistones y un trasero de las mismas dimensiones y tan solo 2 pistones, se muestran suficientes si los sabes utilizar y es que una Harley es distinta: el freno trasero tiene todo el protagonismo si quieres parar la moto, debes pisar sin remordimiento el pie derecho, acompañándolo después de la mano del mismo lado. Utilizando ambos frenos la moto se para de una manera más que digna para sus 322 kilos en orden de marcha.
Otro detalle a mencionar de la Harley Davidson Breakout es la transmisión secundaria, esta moto emplea una correa dentada, un sistema seguro, con un bajo mantenimiento y larga durabilidad, lo cual es toda una ventaja en los tiempos que vivimos.
Resumiendo.
Se trata de un softail de Harley Davidson en esencia pura, con un motor que tiene el par de un tractor que ayudado por un cambio de seis velocidades, que en este modelo funciona realmente bien, se muestra como un propulsor realmente eficaz, para una moto de estas características, permitiéndote circular con total comodidad tanto en carreteras, autovías o como en el estresante tráfico de cualquier gran ciudad.
Estéticamente de la Harley Davidson Breakout existen tres opciones de pintura para este año: negro, granate y azul, que van acompañadas de un nuevo logotipo impreso en una chapa, todo de una calidad envidiable. En cuanto a la parte ciclo, quizás sea un poco corta para el precio de la moto, pero acorde con lo que en HD es estándar. Concluyendo, una moto de apariencia Dragster que enamora a cualquier amante de este tipo de motos y que hace honor a un modelo, que allá por los noventa, marco las diferencias.
Texto: Manel Hospido
Fotos: Eu Bermejo