INDIAN DARK HORSE

El lado oscuro del Jefe

Desde su compra por el grupo Polaris, la actividad en Indian no ha parado. Si hace unos meses reforzaban su presencia entre las custom de entrada con la Scout, ahora nos presentan una versión más radical de su buque insignia, la Chief, donde se ha sustituido el cromo por un negro satinado al estilo de los Hot Rods.

Es fácil encontrar similitudes entre las Indian y los coches americanos de la época dorada: guardabarros envolventes, líneas redondeadas y gusto por el cromo son sus señas de identidad. En la Dark Horse se mantiene esta estética, aunque como hacen los amantes de los Hot Rods se ha optado por retirar el cromo y darle una apariencia minimalista y más agresiva, convirtiéndose en la base para crear nuestra propia interpretación de lo que debe ser una custom, para lo que contaremos por un lado con un catálogo de accesorios, con más de 40 piezas, que Indian va a presentar en los próximos meses y por otro las aportaciones que seguro hará la importante industria del aftermarket, cada vez más pendiente de la marca decana de los Estados Unidos como demuestran los trabajos realizados por gente como el californiano Roland Sands o los chicos de Dirty Bird Concepts.

Como os comentábamos, este nuevo modelo se basa en el ya conocido Chief, ambos comparten buena parte de su ADN. El motor es el mismo, el contrastado Thunder Stroke 111, un poderoso bicilíndrico de 1.811cc calado a 49º con refrigeración por aire, que entrega entorno a los 73cv con un par motor de 139Nm. Un motor que tuvimos la oportunidad de probar hace unos meses y que os podemos asegurar que gracias a su cilindrada, su eficiente inyección electrónica y su novedoso acelerador electrónico se encuentra entre los mejores del sector, tanto por su potencia como por el tacto y confianza que trasmite. Por lo que acertadamente en la Dark Horse simplemente se le ha dado un tratamiento de oscuridad a base de negro mate, que incluye el cárter, sobre el que destaca el acero de las tapas de embrague y encendido; los cilindros, con sus aletas de refrigeración pulidas en su parte externa; y la tapa del filtro del aire.

Aunque su apariencia nos pueda indicar que es una moto para un público más joven y aguerrido, esta Indian mantiene el nivel de confort que caracteriza a todas sus motos. Incluye el cómodo y seguro sistema de arranque mediante botón, que nos permite mantener las llaves en el bolsillo en todo momento; el ¨cruise control¨, indispensable en largas distancias; unas amplias plataformas donde acomodar los pies; un ancho manillar, con los mandos bien situados y de fácil accionamiento; un mullido asiento en vinilo de inspiración “western”, que en este caso es monoplaza; y una intuitiva y completa instrumentación situada sobre el depósito, donde podemos encontrar toda la información necesaria para cubrir, de una manera segura y relajada, los 350 kilómetros que se pueden recorrer sin parar a repostar.

Volviendo a las similitudes, la parte ciclo es prácticamente la misma: con un chasis doble-cuna fabricado en acero; un basculante de doble brazo accionado por un amortiguador regulable en precarga; una horquilla telescópica con barras de 46mm de diámetro; y un sistema de frenos con ABS compuesto por tres pinzas, de 4 pistones las delanteras y de dos pistones la trasera, que actúan sobre otros tantos discos de acero de 300mm de diámetro. Sí varían las llantas, que aunque mantienen las medidas pasan a ser de acero fundido en vez de radios, dándole una apariencia más agresiva, que combina a la perfección con su inmensa carrocería de grandes faldones y sinuoso depósito de gasolina, totalmente pintada en negro mate, como no podía ser de otra manera, color que incluso tiñe el penacho de plumas del mítico jefe indio que viene decorando el guardabarros delanteros de las Indian desde la década de los treinta del siglo pasado.

En resumen, tradición, tecnología y un toque de descaro, que podremos hacer nuestro por poco menos de 22.500€ que además incluye cinco años de garantía.


Texto: Manel Hospido
Fotos: Indian Motorcycles