Los británicos de MotoShed nos presenta su interpretación del concepto «board track»: la Indian Road Runner. Una moto con la que han querido poner de manifiesto las posibilidades dinámicas de las pequeñas Indian Scout Sixty, trabajando tanto su parte estética como ergonómica.
Estética Board Track
Ha pasado un siglo de la década dorada de las carreras denominadas “Board Track”. En aquellos años, en los Estados Unidos, la emergente industria de la motocicleta vio como nacía una nueva forma de entender la moto: la competición. Con pocas reglas, preparaciones rudimentarias y mucho valor, aquellos pilotos se metían en óvalos de madera para comprobar quién era el más rápido. Sin lugar a dudas, entre las marcas que brillaron con luz propia en aquella época estaba Indian.
Ese ADN deportivo sigue presente en las actuales Indian, eso es lo que encontraron los chicos de MotoShed, tras probar una Scout Sixty de serie en 2016. Como suele pasar, una cosa llevó a otra y tras los primeros bocetos y más de 100 horas de trabajo nació la Road Runner. Una Indian con una minimalista parte trasera que deja la rueda a la vista al más puro estilo de las “Board Track”.
Un trasero espectacular
Para conseguir la parte trasera de la Indian Road Runner se tuvo que prescindir del gran guardabarros de origen y del sistema de escape, lo que supuso gran parte del trabajo invertido en esta Scout. Para empezar, se tuvo que retirar la batería, la ECU y gran parte del cableado, que pasaron a ocupar el lugar de la bomba del ABS, debajo de la moto, siendo la batería sustituida por una racing mucho más pequeña y rehaciéndose gran parte del cableado.
Una vez conseguido el espacio necesario bajo el asiento, comenzó el trabajo de crear el sistema de escape. Para ello, se hicieron fluir sus tubos alrededor del motor, acabando poco después del asiento monoplaza en dos bellos y cortos silenciosos biselados con terminación en cromo. Un importante hándicap fue el calor que emana este sistema, lo que obligó a enfundar todo el sistema, salvo los silenciosos, en banda anti-calórica; y a la fabricación de un guardabarros trasero resistente al calor, que también mantuviera la suciedad de la carretera alejada.
Afinado del motor
Con unos tubos tan cortos y de distinta medida, uno de ellos un 20 % mayor que el otro, se optó por incorporar un sistema Dynojet Power Vision CX, específico para Indian, y así poder mapear perfectamente la ECU y el acelerador Ride by Wire de la Road Runner. Además, este sistema Dynojet registra datos en tiempo real lo que permite optimizar el rendimiento del motor al máximo. Este elemento es claramente visible junto al reposapiés derecho de la moto, gracias a su pantalla de alto contraste resistente a la intemperie, lo que le da un toque Hig Tech al conjunto.
Tacto deportivo
Como os adelantamos, desde MotoShed se quería potenciar el lado deportivo de esta Indian, lo que obligaba a mejorar su parte ciclo. Para ello, se montó una bomba radial para el freno delantero de Gale Speed, modelo VRC20-18, y una palanca de embrague regulable de la misma marca. Esta bomba radial permite ajustar la relación de palanca, desde punto de apoyo hasta punto de carga, en 0.25 mm por paso, hasta un total de 2 mm (8 clics), adaptándose al gusto del conductor. Otra ventaja, es que tanto esta maneta como la del embrague están fabricadas mediante mecanizado y son plegables, lo que reduce su peso y minimiza los posibles problemas en una caída.
En cuanto a las suspensiones, se decidió ganar en rigidez y eficacia en curva, incorporando dos amortiguadores totalmente ajustables de la holandesa HyperPro y aplicando un tratamiento de nitruro de titanio, color negro, a las barras de la horquilla, lo que mejora su resistencia y rendimiento.
Ergonomía sport
Especial atención se prestó al aspecto ergonómico de la Road Runner. La Indian Scout Sixty tiene una posición de conducción típicamente cruiser, con reposapiés situados en la parte delantera del chasis y el manillar ligeramente echado hacia atrás, todo lo contrario, a una posición deportiva. Para llegar a las cotas ergonómicas deseadas se decidió montar unos reposapiés retrasados de Rizoma, sobre unas placas artesanales; y un manillar Renthal, de color negro, donde encontramos unos minimalistas juegos de botones de Renard Speed Shop, que aumentan el aire deportivo del conjunto.
Detalles y sobriedad
Un buen detalle de la Road Runner es la incorporación de un nuevo faro LED de J.W. Speaker, modelo 8700 Evo 2 Dual Burn, que en marcha combina sus dos luces superpuestas ofreciendo un amplio haz de luz sobre la carretera. Este va encastrado en una pequeña cúpula fabricada por Chris Walton de CW Engineering, que además hizo los guardabarros y otros elementos de chapa.
Otras aportaciones externas destacables fueron las de Steve Adams, un ex tapicero de Aston Martin que restauró para la ocasión un asiento monoplaza de 1920, bajo el cual encontramos la minúscula luz trasera; y la sobria pintura de Illusion Race Paint.
Para acabar con los detalles, se aplicó un revestimiento de fibra de carbono en numerosas piezas metálicas de la Road Runner para aumentar su aire deportivo y mantener su aspecto opaco, en el que solo destaca su logotipo… ¡¡¡BEEP, BEEP!!!