Desde el Algarve nos llega la Rusty Wrench Formosa, un caferacer hecho sobre la base de una Moto Guzzi GT Mille de 1987 que derrocha buen gusto por los cuatro costados. Una moto que da fe de la buena salud del segmento en Portugal.
Fotos: Paulo Teixeira
Moto Guzzi GT Mille
Antes de nada, nos vamos a detener en la moto donante para este proyecto. Se trata de una Moto Guzzi GT Mille de la primera generación, más concretamente de 1987. Un modelo de clara inclinación turística que tenía en su bicilíndrico de 948 cc una de sus mayores virtudes.
De este bicilíndrico transversal, podemos decir que dispone de dos válvulas en cabeza (OHV) por cilindro y refrigeración por aire. Un bloque que detrás de su sencillez entrega unos buenos 67 caballos a 6.700 vueltas, lo que se traduce en una velocidad punta de 171 km/h.
Mejorando lo presente
Retomando el tema del propulsor, si bien en aquella época estas cifras de potencia eran más que aceptables, había que darle un pequeño repaso para ponerlo al día y echarle un poco de picante. Por ello, en Rusty Wrench Motorcycles decidieron reconstruir completamente la unidad de este proyecto, instalando además nueva tornillería de acero inoxidable y latón, con lo que se mejoró notablemente su aspecto.
Profundizando en el apartado técnico, el equipo de Rusty Wrench Motorcycles optó por la instalación de dos filtros de aire de alto rendimiento “XV Series”, del especialista DNA. Combinados con una inyección electrónica, de Newtronic; y un sistema de escape Zard. Unas mejoras que se transmiten a la carretera gracias a un precioso acelerador, en color bronce, firmado por Kustom Tech; que es accionado por un puño MotoGadget; y al que acompañan sendas palancas de freno y embrague, de la línea Classic, también de Kustom Tech.
Chasis Le Mans
Tampoco dejaron los chicos de RW Motorcycles al azar la parte ciclo de la Rusty Wrench Formosa. Para ello, se montó un más eficiente chasis proveniente de una Moto Guzzi Le Mans, con un sub-chasis artesanal. Que se completa con una horquilla invertida heredada de una Suzuki GSXR, donde encontramos discos de Yamaha R1, pinzas radiales Tokico y barras anodizadas en negro; y detrás, unos amortiguadores YSS, fabricados mediante CNC en aluminio, y que presentan un acabado pulido que contrasta con el negro de los muelles.
Electrónica… ¿Tradicional?
Como era de esperar, también se ha remozado la electrónica de la Rusty Wrench Formosa. Instalado una unidad mo-Unit Blue de MotoGadget, que simplifica enormemente toda su instalación, eliminando la práctica totalidad de los fusibles. Esta se combina con un sistema de encendido digital mo-Lock, con tecnología RFID de proximidad, sin llave; y un par de elegantes botoneras mo-Switch.
También pertenecen al catálogo de esta aclamada marca alemana la escueta instrumentación, modelo Cronoclassic Speedometer, que incluye una pequeña pantalla digital dentro de un clásico tacómetro de sección circular en color negro. Además de la combinación de retrovisores e intermitentes (mo.blaze disc), montados en el extremo de los semimanillares, como manda la tradición caferacer. Un proveedor, MotoGadget, que combina mejor que nadie tradición y tecnología de última generación.
“Bica”
Una vez que tenemos motor, chasis, parte ciclo y electrónica llega el momento de su carrocería, sin duda la seña de identidad de la Rusty Wrench Formosa. Esta, como el café portugués denominado “bica”, tiene toda la intensidad de un buen caferacer pero de una forma pausada, sin sacar de quicio los tópicos que acompañan a estas motos. Esto se ha conseguido con un importante trabajo artesanal, donde se crearon en aluminio y chapa un buen número de piezas como el conjunto que hacen su espectacular colín y asiento monoplaza… fijaros en el tapizado; los soportes de la matrícula, velocímetro y la evocadora cúpula; la adaptación de los reposapiés y sus mandos; y cómo no, el sinuoso depósito de gasolina, rematado con un elegante tapón de llenado. Todo ello cubierto de negro brillante con detalles en hojas de cobre. Una moto para degustar de forma tranquila.
