INDIAN «SPIRIT OF MUNRO»

El Jefe ha vuelto.

El pasado 9 de marzo, durante el “Daytona Bike Week”, Polaris Industries, propietaria de la legendaria marca americana Indian Motorcycles, nos presentaba la “Spirit of Munro” un homenaje a Burt Munro y a todos los hombres y mujeres que hicieron de esta marca un icono de prestaciones y fiabilidad en los Estados Unidos.

 

Indian Motorcycles volvió a ver la luz en 1999, tras 46 años de ostracismo. Aunque este proyecto quebró en 2003, fue seguido por otro, tres años más tarde, del que ha tomado  sus riendas, el pasado 2011, el gigante del powersport, Polaris Industries, con unas ventas de 3,2 billones de dólares el pasado 2012… sí, en plena crisis. Esta empresa, propietaria de Victory Motorcycle, ha apostado muy fuerte por la resurrección de Indian, para lo que ha creado un nuevo propulsor que será el encargado de dar vida a las nuevas Indian y que equipa el modelo que hoy os presentamos.

Todos estábamos, más o menos, al corriente de la presentación del nuevo motor de las Indian del futuro, pero pocos esperábamos una preparación con este motor, que fuera capaz de dar una vuelta al mítico circuito de Daytona, en el Motorcycle Spring Dash de Daytona 200, y que además tomara como inspiración una de las historias con mayor carga épica que nos haya entregado el mundo de las dos ruedas: la gesta del neozelandés Burt Munro en 1967. Pero como ya os adelantábamos, Polaris va en serio con este proyecto y no podía dejar pasar una ocasión como el “Daytona Bike Week” para recordárnoslo.

Buscando los límites.
Hubo un tiempo en que buena parte de la actividad deportiva de la incipiente industria de la motocicleta se centraba en la consecución de todo tipo de records, de velocidad, aceleración o resistencia, lo importante era buscar los límites. Fue el tiempo de prototipos, que se esforzaban en superar la última marca, ya fuera en un óvalo, un aeropuerto o en un lago desecado por el sol. Durante esta vorágine por poner el listón más alto, aparecieron motos de aspecto poco útil para el día a día y en cambio muy eficaces para los propósitos que habían sido ideadas, ejemplos de estas fueron: la Ducati 100 Siluro o nuestra Bultaco Cazarecords, guardada en el Museu de la Moto de Basella.

Los constructores de estas motos, ya fuesen las propias fabricas o simples aficionados, se esforzaban por un lado, en conseguir las mayores prestaciones de sus motores, y por otro, en tener el mejor compromiso en cuanto a aerodinámica se refiere, mostrando un aspecto a caballo entre un cohete y porqué no decirlo, un supositorio. De aquella época quedaron las pruebas de velocidad de Bonneville, donde hace más de 40 años se presentó un “Kiwi”, con malas pulgas, a competir con una Indian Scout de 1920, que él mismo había transformado. No me voy a extender más, porque el hecho está perfectamente ilustrado en una de esas películas que cualquier buen aficionado debe haber visto, “La Indian Mas Rápida de Mundo” (2005)… ¿No me digas que no la has visto?

Una Indian atípica.
Volviendo a la moto que hoy nos ocupa, se trata de un tributo a esta moto, con la que el bueno de Burt Munro consiguió el record de velocidad de menos de 1.000cc hace más de 40 años. Ha sido fabricada por Jeb Scolman, de Jeb´s Metal & Speed, una empresa californiana, afincada en Long Beach, y que tiene una larga experiencia en la construcción de bólidos para pruebas de aceleración “Made in USA”, como su aclamado Stutz Blackhawk “réplica”. En cuanto a nuestra Indian, monta un atípico chasis doble cuna en acero de secciones circulares, con una parte superior doble abrazando su bonito depósito. También podemos intuir que equipa una horquilla invertida con tijas de aluminio de gran sección; llantas  y neumáticos deportivos y una transmisión secundaria por cadena, un equipo que sin dudas le ayudará a conseguir sus objetivos sobre la sal de Utah.

Pero si algo prevalece sobre todo lo demás en el aspecto de esta moto, es el buen trabajo que los chicos de Jeb´s Metal & Speed han hecho en su carrocería, una mezcla de tradición y modernidad, donde se han manteniendo las líneas del modelo original del Neozelandés, pero en la que se han aplicado todas las ventajas que dan cuarenta años de evolución mecánica y de diseño, en lo que automoción se refiere. Son de destacar sus líneas redondeadas, a bases de grandes planchas de aluminio, finamente trabajadas, unidas al chasis gracias a una estructura del mismo material; su timón de cola; la pequeña cúpula y su soberbia decoración, de clara inspiración aeronáutica, que combina el clásico rojo de la marca con gris plata y filetes en negro, sobre el que aparecen distintos logotipos con la cabeza del jefe indio; el dorsal 111, por el cubicaje de su motor, y el de un patrocinador muy especial, Jack Daniels, con el lema “Bottles and Throttles Don’t Mix”.

Otros detalles a mencionar  en esta caza-record son: el asiento, hecho en cuero y sobre el que está impreso el logotipo de Jeb´s Metal & Speed; el panel de instrumentos, del especialista Racepak, y el tapón del depósito de gasolina… en corcho, más retro imposible.

111 razones para correr.
Pero como os comentábamos antes, esta moto solo es la guinda de un pastel más grande, que fue la presentación del motor que lleva instalado. Se trata del Thunder Stroke 111, de 1.820cc, un V-Twin a 49º que entrega un par por encima de los 156Nm. Ha sido desarrollado intentando mantener en lo posible el aspecto de los motores Indian de antaño. La distribución se realiza mediante 3 árboles de levas con varillas empujadoras alojadas en tubos paralelos con dos válvulas por cilindro y cigüeñal forjado. De la refrigeración de tan magno bloque motor se encarga el aleteado de sus culatas y un enfriador de aceite integrado. Se alimenta mediante un sistema de inyección secuencial de gasolina instalado en las toberas de admisión.

En cuanto al tacto de este motor, desde Polaris se ha hecho un esfuerzo a base de muchos kilómetros de pruebas en el banco de potencia y carreteras abiertas para convertirlo en una futura referencia en el sector. Incorpora un cambio de 6 velocidades, con superdirecta, y piñones helicoidales; un embrague multidisco en baño de aceite, con la campana de aluminio y amortiguador de torsión y un eficaz acelerador con control electrónico. En definitiva, el motor que se merece una marca con más de 100 años de historia, que además quiere marcar la pauta entre las grandes cruisers en las próximas décadas y que seguro veremos el próximo agosto en las Speed Trials de Bonneville empujando a la Spirit of Munro a luchar por un nuevo record… El Jefe ha vuelto.

Texto: Manel Hospido
Fotos: Polaris Industries